Los guerreros aztecas solían utilizar la simbología de animales que admiraban por su capacidad como depredadores, por lo que su indumentaria trataba de imitar esa figura y es precisamente la imagen de un “caballero Jaguar” que conlleva la cabeza de un jaguar, coronado con un penacho de plumas y adornado en los costados con colgantes de ese mismo material y en la base del cuello las garras del felino, lo que se representa en el logotipo de la Asociación de Graduados del Colegio de Defensa Nacional de México, organización cuya sede se encuentra en la Ciudad de México, en un edificio de fachada blanca y techo y líneas ocre, así como puertas y ventanas gris, que dan al inmueble una imagen impecable que refleja la disciplina militar.

Fue en ese inmueble donde, hace una semana, se llevó a cabo un desayuno al que acudió la cúpula del Ejército y la Fuerza Aérea de México, incluyendo al general Luis Crescencio Sandoval, secretario de Defensa Nacional del actual gobierno.

En la memoria de los asistentes estaba muy presente la humillación que sufrió el Ejército mexicano cinco días antes, cuando se detuvo al presunto criminal Ovidio Guzmán, para luego soltarlo por órdenes del mismo presidente, luego que las fuerzas estatales fueron avasalladas por el poder del crimen organizado.

En la reunión tocó turno como orador al general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, una institución dentro de las fuerzas armadas pues su carrera militar se ha desarrollado durante más de medio siglo y ha ocupado cargos y comisiones de alto nivel, además de estudios que le han capacitado como hombre de guerra, por lo que puede decirse que representa una autoridad moral para las fuerzas armadas del país.

En su discurso, el general Gaytán parece expresar el sentir de las fuerzas armadas respecto a lo que ha venido sucediendo a través de décadas y se ha acentuado en esta última administración que parece no entender la importancia de las instituciones y ha llevado al ejército a sufrir humillaciones de las que antes hemos hablado.

El discurso en mención fue publicado completo por el diario La jornada de México que menciona sus fuentes le informaron que dicha intervención había sido consensada por los principales jefes militares del país y avalada por aplausos unánimes, cuando concluyó.

¿Pone este discurso a México en riesgo de un golpe de Estado en el cual los militares tomen las riendas del país, como lo expresó el presidente López Obrador dos días después?

Quizá el análisis de lo expresado en la intervención del general Ochoa a la luz de lo que implica la función militar, pueda darnos un mayor criterio para juzgar lo que pasa en México.

Empieza haciendo del discurso una causa común, cuando dice: “Se me ha concedido la palabra para expresar ante ustedes, algunas preocupaciones que, en virtud de la situación actual, sin duda, compartimos todos los aquí presentes”.

Y continúa expresando el sentir de las fuerzas armadas al manifestar: “Nos preocupa el México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”.

El agravio implica una ofensa hacia la fama o el honor, lo que puede interpretarse que lo que sucede en México conlleva un atentado a la dignidad y credibilidad del sentimiento y orgullo de pertenecer a la nación mexicana, y la ofensa el  ir en contra de lo que se considera bueno desde la perspectiva del soldado, es decir que la situación prevaleciente en el gobierno mexicano implica una afectación al honor de las fuerzas armadas, resultando interesante observar que la Ley de Disciplina del Ejército y Fuerza Aérea, establece que los militares deben anteponer su interés personal al respeto a la Constitución Política del país; la soberanía de la nación; la lealtad a las instituciones y el honor del ejército y la fuerza aérea mexicana...

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