Por Alicia Alarcón

El PRI (Partido Revolucionario Institucional) dejó el legado de corrupción e impunidad; el PAN (Partido Acción Nacional) dejó el de la tortura y muerte. México es un país donde la democracia ha sido un concepto lejano, de nula aplicación en un sistema que durante siglos fue gobernado por el autoritarismo, clasismo y racismo. (La única excepción fue en el periodo 1936-1940 cuando ocupó la presidencia Lázaro Cárdenas del Rio.)

El deshonroso primer lugar que ocupa México como el país con las mayores desigualdades del mundo se acuñó de manera lenta, pero sólida durante el periodo del Presidente Porfirio Díaz quien durante más de 30 años estableció un sistema de castas en el que los indios eran considerados poco menos que burros de carga. ¨Los indios no tienen más capacidad que la de trabajar bajo la mirada vigilante de su capataz. Son incapaces de gobernarse a sí mismos.¨ Aseguró en más de una ocasión el dictador.

Don Porfirio es el fundador de la mentalidad de rancia aristocracia que prevalece hasta nuestros días en muchos estados de la República Mexicana, pero sobre todo en la capital. ¨Ni se te ocurra ir a la Plaza en domingo, es cuando va toda la indiada.¨   Los ¨aristócratas¨ modernos son los que aseguran que a las indígenas que piden limosna, ¨no hay que darles dinero porque tienen cuentas de banco ocultas.¨ Son los que lamentan que Maximiliano de Habsburgo no se haya quedado más tiempo como Soberano en México.¨ ¨Ellos trajeron los buenos modales y el pan francés.¨ Son los que conspiran con los curas para exigirle al gobierno que les regrese las propiedades que les quitó el gobierno por las Leyes de Reforma que impuso Benito Juárez. ¨Toda la cuadra era de la iglesia, miren como quedó, sin atrio.¨

Son las ¨nalgas polveadas¨ que exigen baños privados porque se sienten merecedores de un trato diferente al que se le da a los demás. ¨¿Es en serio? ¿Vamos a usar los mismos baños que los empleados?¨ La rancia aristocracia no solo exige baños privados, también se siente merecedora de autos con chofer y esperan que sus asistentes se ocupen de sus asuntos de dentro y fuera de su lugar de trabajo. Esta conducta ha sido la de los funcionarios, hombres y mujeres, de administraciones pasadas en el gobierno de México.

También son parte de la rancia aristocracia mexicana los gobernadores que llegan a Los Angeles y se van a Rodeo Drive en Beverly Hills a hacer sus compras y durante sus entrevistas presumen de expulsar al exterior sólo mano de obra calificada. (Me tocó entrevistar en la radio a uno de esos personajes.) Se levantó de la entrevista cuando le pregunté que si no le daba vergüenza hacer esa declaración. ¿Les mencioné que también esos aristócratas suelen ser muy sensibles?

Son los mismos que ahora se niegan a aceptar que por primera vez en varios siglos se vive una auténtica democracia en México. La llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder en el 2018 los desquició, alteró su manera de vivir. Se les acabaron sus aviones privados, sus partidos de golf cada semana. Sus viajes pagados por el erario al extranjero, junto con toda su familia. ¨Cómo se atreve ese naco mal vestido a hacernos esto.¨

Son los afectados por el fin del sistema de corrupción e impunidad y de privilegios grandes y chicos que predominaba antes de la llegada de este Presidente. ¨Me quitaron mi beca en el exterior.¨ ¨Me cerraron mi oficina Pro México en Paris.¨ ¨Ya no nos dieron publicidad.¨

México empieza a gatear en la democracia. No ha existido en el país vecino y los mexicanos todavía no atinan a transitarla. La corrupción y la impunidad están demasiado enraizadas y va a requerir más de un sexenio para erradicarla o por lo menos reducirla a casos aislados, como sucede en otros países incluido Estados Unidos.

En el 2020 México cumplirá apenas dos años de vivir bajo un régimen democrático. Una democracia que todos los días sorprende a la población con sus hallazgos de robo, extorsiones, nepotismo y abusos de poder. ¨Sabíamos que había basura, pero esto es estiércol.¨ Una democracia que busca ser transparente por más que los medios de comunicación tradicionales en México pretendan oscurecerla. Una democracia que por primera se ganó el respeto del Mandatario del país más poderoso del mundo.

Es tiempo de que los mexicanos aristócratas y no aristócratas que añoran las décadas anteriores en las que prevaleció la corrupción y la impunidad, antepongan el bienestar del país a sus intereses personales. México merece el cambio.